¿Estás sobrecargando el peso demasiado pronto en tu entrenamiento?
Es fundamental estar atento a las señales de tu cuerpo cuando comienzas a aumentar la carga en tus entrenamientos. Subir de peso demasiado pronto puede tener consecuencias que no siempre se notan inmediatamente, pero que pueden afectar tanto tu rendimiento como tu salud a largo plazo. Aquí te presentamos algunas señales claras de que podrías estar excediéndote con el peso
Dolor en las articulaciones y músculos
Si sientes molestias persistentes después de entrenar, puede ser una señal de que tu cuerpo está lidiando con un peso excesivo.
Postura incorrecta
La técnica es clave en cualquier ejercicio. Si el peso que estás levantando está afectando tu forma, es hora de reducir la carga y centrarte en realizar el movimiento correctamente.
Falta de progreso
Irónicamente, sobrecargar tu cuerpo demasiado pronto puede resultar en estancamiento. Tus músculos necesitan tiempo para adaptarse, y si no lo permites, podrías ver una disminución en tu rendimiento.
Ejercicios para mejorar la postura
Mantener una buena postura no solo es clave para la salud de tu columna, sino que también mejora tu bienestar general, reduce el riesgo de lesiones y te hace sentir más seguro. A menudo, las malas posturas se desarrollan por el estilo de vida sedentario, el uso prolongado de dispositivos electrónicos o malos hábitos al caminar o sentarse. Afortunadamente, hay varios ejercicios que pueden ayudarte a fortalecer los músculos responsables de mantener una alineación adecuada de tu cuerpo.
Puente de glúteos
El puente de glúteos fortalece los músculos del core, la parte baja de la espalda y los glúteos, áreas clave para mantener una postura adecuada.
Cómo hacerlo: Acuéstate boca arriba con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo, alineados con las caderas. Presiona los talones y levanta las caderas hacia el techo, apretando los glúteos. Mantén la posición durante 2 segundos y luego baja lentamente.
Repeticiones: 3 series de 12-15 repeticiones.
Plancha
La plancha es excelente para fortalecer el core, incluyendo los músculos abdominales, la parte baja de la espalda y los hombros, que son fundamentales para una buena postura.
Cómo hacerlo: Colócate boca abajo con los antebrazos apoyados en el suelo, alineados con los codos debajo de los hombros. Mantén el cuerpo recto desde la cabeza hasta los talones, sin dejar caer las caderas ni arquear la espalda. Aguanta la posición durante 30-60 segundos.
Repeticiones: 2 veces por cada lado.
Remo con banda elástica
Este ejercicio fortalece los músculos de la parte superior de la espalda, que son esenciales para mantener los hombros retraídos y evitar que se caigan hacia adelante.
Cómo hacerlo: Coloca una banda elástica alrededor de un objeto firme y agarra ambos extremos. Párate con los pies al ancho de las caderas y tira de la banda hacia tu cuerpo, apretando los omóplatos al final del movimiento. Asegúrate de mantener el torso recto.
Repeticiones: 3 series de 12-15 repeticiones.
Elevaciones laterales de hombros
Las elevaciones laterales ayudan a fortalecer los deltoides y la parte superior de la espalda, promoviendo una mejor alineación de los hombros.
Cómo hacerlo: Con una mancuerna ligera en cada mano, mantén los brazos a los costados y los codos ligeramente flexionados. Levanta ambos brazos hacia los lados hasta que estén alineados con los hombros. Baja lentamente.
Repeticiones: 3 series de 10-12 repeticiones.
Postura del niño (yoga)
Este ejercicio de yoga estira la parte baja de la espalda, las caderas y los hombros, promoviendo una mayor movilidad y relajación.
Cómo hacerlo: Comienza en posición de rodillas, siéntate sobre los talones y estira los brazos hacia adelante mientras bajas el pecho hacia el suelo. Mantén la frente apoyada en el suelo y respira profundamente.
Repeticiones: Mantén la postura durante 30-60 segundos, repitiendo 2-3 veces.
Superman
El ejercicio «Superman» es ideal para fortalecer la parte baja de la espalda, glúteos y hombros. Estos músculos ayudan a mantener una postura erguida y a evitar que te encorves.
Cómo hacerlo: Acuéstate boca abajo con los brazos estirados hacia adelante y las piernas rectas. Al mismo tiempo, levanta los brazos, el pecho y las piernas del suelo, manteniendo el cuello en una posición neutral. Asegúrate de contraer los glúteos y mantener la mirada hacia abajo. Mantén la posición durante 2-3 segundos y baja lentamente.
Repeticiones: 3 series de 12-15 repeticiones.
Gato-vaca (yoga)
Este ejercicio de yoga mejora la movilidad de la columna vertebral, liberando la tensión acumulada en la espalda y cuello. También te ayuda a ser más consciente de la alineación de la columna, fundamental para una buena postura.
Cómo hacerlo: Comienza en posición de cuatro patas, con las manos directamente debajo de los hombros y las rodillas alineadas con las caderas. Al inhalar, arquea suavemente la espalda, levantando la cabeza y el coxis hacia arriba (postura de vaca). Al exhalar, redondea la columna y baja la cabeza hacia el suelo (postura de gato). Alterna entre ambas posiciones lentamente, coordinando la respiración con el movimiento.
Repeticiones: 8-10 repeticiones, en 2-3 series.
El impacto del ejercicio en la salud mental
El ejercicio físico no solo mejora nuestra condición física, sino que también tiene un impacto significativo en nuestra salud mental. Más allá de los beneficios visibles, como el aumento de la fuerza o la resistencia, la actividad física regular puede influir profundamente en el estado emocional y mental de las personas. A lo largo de los años, investigaciones científicas han mostrado cómo el ejercicio puede aliviar síntomas de trastornos como la depresión, la ansiedad y el estrés, promoviendo al mismo tiempo un bienestar general y mejorando la calidad de vida. La conexión entre el cuerpo y la mente se manifiesta claramente cuando realizamos actividades físicas, y este vínculo puede ser clave para mantener una salud mental equilibrada.
El impacto positivo del ejercicio en la salud mental se debe, en gran parte, a los cambios que ocurren en el cerebro. Durante la actividad física, se liberan neurotransmisores como las endorfinas, la serotonina y la dopamina, que tienen un efecto directo en nuestro estado de ánimo. Estos «químicos de la felicidad» ayudan a reducir la percepción del dolor, promueven una sensación de euforia y mejoran el estado anímico general. Este cambio químico es uno de los factores que hace que las personas se sientan más relajadas y optimistas después de una sesión de ejercicio, incluso si ha sido de corta duración.
Reducción del estrés y la ansiedad
El ejercicio es una excelente manera de reducir el estrés. Durante la actividad física, el cuerpo libera endorfinas, conocidas como las «hormonas de la felicidad», que ayudan a reducir la percepción del dolor y generan una sensación de bienestar. Además, hacer ejercicio puede distraer la mente de preocupaciones y ansiedades, proporcionándote un tiempo de descanso mental. Actividades como el yoga y el pilates, que combinan movimiento y respiración controlada, son especialmente útiles para calmar el sistema nervioso y reducir los niveles de ansiedad.
Mejora del estado de ánimo
Está comprobado que las personas que se ejercitan regularmente tienen un mejor estado de ánimo en general. Esto se debe, en parte, a los cambios químicos en el cerebro que ocurren durante el ejercicio. No solo se liberan endorfinas, sino que también aumenta la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que están directamente relacionados con la regulación del humor. Estos efectos pueden ser inmediatos: una caminata rápida o una sesión de cardio corta pueden mejorar tu estado de ánimo casi al instante.
Prevención y manejo de la depresión
El ejercicio es una herramienta poderosa en la lucha contra la depresión. Según varios estudios, hacer ejercicio regularmente puede ser tan eficaz como algunos tratamientos antidepresivos, especialmente para los casos leves a moderados de depresión. El movimiento físico ayuda a regular los ciclos de sueño, mejora la autoestima y proporciona una sensación de logro y control, factores clave para combatir la depresión. Además, el ejercicio al aire libre, como correr o caminar, puede potenciar los beneficios al exponerte a la luz solar, lo que aumenta los niveles de vitamina D, otro factor que influye en el estado de ánimo.
Aumento de la autoestima y la confianza
El ejercicio tiene un impacto positivo en la autoestima. A medida que mejoras tu condición física, ya sea perdiendo peso, ganando fuerza o alcanzando nuevos hitos en tu rendimiento, tu percepción de ti mismo mejora. El simple hecho de comprometerte con una rutina de ejercicios y mantenerla a lo largo del tiempo también puede generar una sensación de logro personal. Esta confianza no solo se refleja en tu apariencia física, sino en tu capacidad para enfrentar desafíos en otras áreas de tu vida.
Mejora de la calidad del sueño
El sueño y la salud mental están estrechamente relacionados, y el ejercicio juega un papel crucial en mejorar la calidad del descanso. Hacer actividad física regular ayuda a regular los ciclos de sueño, haciéndote dormir más profundamente y reducir el insomnio. El sueño reparador es vital para la función cognitiva y emocional, y una mejor calidad de sueño conduce a una mente más tranquila y alerta durante el día.
Fortalecimiento de la función cognitiva
El ejercicio también tiene efectos a largo plazo en la salud mental. Las investigaciones sugieren que mantenerse físicamente activo puede mejorar la memoria, el aprendizaje y la concentración, especialmente a medida que envejecemos. La actividad física estimula la creación de nuevas conexiones neuronales y mejora el flujo sanguíneo en el cerebro, lo que protege contra el deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.